viernes, 17 de septiembre de 2010

Morriña


Ayer, sentada en el primer asiento del autobús, detrás del conductor, mientras miraba como anochecía por la ventana, me di cuenta de una cosa: Lo mucho que me habría gustado estar en aquel mismo momento en algún parque, sentada en algún banco, a la luz de alguna farola, con alguno de mis amigos. Me acordé de lo bien que me lo pasaba antes las tardes noche del viernes, después de mi habitual clase de inglés extraescolar. Es reconfortante saber que cuando salgas a la calle habrá alguien esperandote para pasar una buena tarde noche contigo, una de estas en las que hace frío, pero no llueve, para dar un paseo o jugar una partida de billar, que sabes que no ganarás, aunque aún te queda una pequeña esperanza. Supongo que las cosas cambian , pero desearía que esto no cambiara nunca.

3 comentarios:

  1. Esas pequeñas cosas que nos hacen disfrutar de la vida. Y todo cambia. Desafortunadamente.

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  2. No se quíen eres pero... gracias por seguirme :D
    y que sepas que me encantan las entradas y las frases sueltas de tu blog, que me sentaron como un... "Bryan planteatela las cosas de otra forma y sorríe!"

    Y estaré pendiente de nuevas entradas tuyas.
    (Te saludó Bryan)

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    1. Vaya, hacía mucho que no entraba en mi blog y me acabo de encontrar con tu comentario, creo que no lo había leído. Un poco tarde no?jaja Que sepas que me has arrancado una sonrisa con este comentario, me alegra saber que a alguien le interesan las chorradas que escribo! Otro saludo para ti :)

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